Entre excursión y excursión de ruinas aprovechamos algunos
ratillos para dar paseos por la encantadora ciudad de Cuzco. Sus calles
coloniales, sus balcones de madera, las fachadas rústicas y su Plaza de Armas
imponente eran motivos más que suficientes.
Ante vosotros la emblemática piedra de 12 ángulos de la
ciudad de Cuzco, colocada en junto a las demás formando parte de un puzzle de mil piezas
perfectamente ensambladas.
Por la noche aprovechamos el momento para hacer "ronditas" de cócteles tropicales. La foto es de uno de ellos, de sabor tan explosivo cómo su color, Raúl puede dar fe de ello, le reventó el estómago. Se trataba de un daiquiri de fresa... ummmhhhhhhh suena bien, y sabía aún mejor.
Después fuimos a ver unos pozos de sal.
Subir a los tejados no fue gratis, nos costó un par de consumiciones en uno de los sitios pijines de la plaza con acceso a la azotea, aunque hay que reconocer que tomarnos ese "Jugo de papaya arequipeña" y ese mate de coca que arregla el estómago que le pongan delante valió la pena.
La catedral por la noche también fue un regalo para la vista
Al día siguiente partimos hacia El cañón del Colca, donde tuvimos la oportunidad de ver alpacas y cóndores, que por cierto es el Boeing 747 de las aves, la segunda en tamaño en el mundo (la gana tan sólo un tipo de albatros).
Al día siguiente decidimos volver a nuestro entorno, los 0 metros sobre el nivel del mar. Nuestra primera parada fue la ciudad de Nazca, famosa por las líneas de Nazca, otra "matadita" de las culturas preincas.
Luego fuimos a un cementerio, también preinca, famoso por tener sus tumbas al descubierto, con las momias dentro. Por esta característica es único en el mundo, ya que en el resto de excavaciones arqueológicas las momias han sido trasladadas a museos.
La tarde fue completamente diferente. Fuimos en autobús hasta la ciudad de Ica, vecina de Huacachina, un auténtico oasis en medio de un desierto de dunas.
Allí alquilamos un boogie para darnos cuenta que cualquier montaña rusa del mundo se queda corta frente a algo tan auténtico como uno coche rodeado de barras de hierro soldadas dando botes por las dunas. Dejo algunas fotos y vídeos de una de las experiencias más divertidas de nuestras vidas. Las tablas eran para hacer una actividad llamada sandboarding, que es una especie de snowboard versión arena.
Se que los vídeos se ven de lado. Mil disculpas.
La excursión finalizó viendo la puesta de sol sobre las dunas.
De camino a nuestro siguiente destino hicimos una parada en una fábrica de Pisco, licor de uva muy famoso típico de Perú y Chile, e ingrediente principal del Pisco Souer... la degustación de Pisco acabó de esta manera
Hoy hemos hecho nuestra última excursión, mañana nos vamos a Lima para al día siguiente coger el avión. La despedida ha sido buena, hemos estado en la reserva de Paracas, donde se encuentran las Islas Ballesta, llamadas también las "Galápagos de los pobres", donde se pueden observar miles de aves, lobos marinos, pingüinos y formaciones rocosas muy interesantes.
De camino pudimos observar "El candelabro", dibujado sobre el terreno con técnicas similares a las líneas de Nazca.
Finalmente hicimos un tour en bus por la propia reserva, una zona desértico-playera de colores muy... ¿marcianos?
Y la última foto de esta larga entrada, nuestra comida de hoy. El plato de la derecha es el llamado cebiche, el plato más famoso de Perú, que básicamente es pescado crudo marinado con lima y ají.
Y bueno, se acabó. Supongo que habrá alguna entrada más en la que contaré nuestro retorno y le haré una foto a la hamburguesa que nos pensamos meter entre pecho y espalda en Atlanta, EEUU, pero eso es algo que seguramente haré ya desde España. Me despido de y desde Perú pues. ¡Nos vemos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario